Texto: Francisco Calvo (2ºBACH)
El día 25 de abril se celebra la festividad de san Marcos. En este día se establecía la siembra de los garbanzos. Si recurrimos al refranero popular nos encontramos uno que hace referencia a esta tarea: "En San Marcos, ni tu garbanzal sembrado ni por sembrar". San Marcos es patrón de los abogados, notarios, cautivos..., y en Villada se decía que era patrón de los "cornudos", no refiriéndose a los que sufrían la infidelidad de su pareja, cuyo patrón es San Martín de Tours, sino a los caracoles, ya que en esa fecha era buen tiempo para recogerlos.
Niños celebrando El Gallo Corricón en 1960 |
No es san Marcos un santo que tuviera relación con la agricultura ni con la tradición agrícola como, por ejemplo, san Isidro. Sin embargo, su fiesta se celebra en una época importante para la agricultura, de ahí que fuera una de las rogativas establecidas por la iglesia.
Villada este día celebraba una de sus fiestas más singulares condenada a su desaparición: se ha dejado de realizar hace décadas. Los protagonistas de la fiesta eran los niños, que salían de sus casas con gorros de papel en forma de cucurucho adornados con cintas y papeles de colores, plumas o borlas de lana. Los niños de los diferentes barrios se juntaban en cuadrillas y, cargando en los hombros un palo largo entre dos, recorrían el pueblo acompañados de una escolta de niños que portaban espadas de madera pidiendo por las casas los manojos, que no eran otra cosa que los sarmientos de los majuelos o cualquier otra cosa inservible para su uso, pero sí para ser quemada. Esos manojos los colocaban en el palo para transportarlos en el recorrido por la villa hasta llegar a su barrio, donde amontonaban la madera.
Celebración del Gallo Corricón, década del 2000 |
Cuando en una casa les ayudaban con un manojo u otra cosa, los niños la premiaban entonando:
Esta bendita señora
que nos ha dado un manojo
tiene los manteos de oro
y la camisa de plata
¡Hi!, ¡hi!, ¡hi!, que te la peguí
Pero, si la vecina no se prestaba a colaborar, los pícaros niños no se andaban con aspavientos y la ponían en evidencia cantando:
Esta maldita señora
que no nos ha dado nada
tiene los manteos rotos
y la camisa cagada
¡Hi!, ¡hi!, ¡hi!, que te la peguí.
Con la caída del sol prendían las hogueras que alcanzaban grandes dimensiones y alrededor de ellas cantaban esta coplilla:
Este gallo corricón
corre trigos y cebadas,
ha de venir a morir
a la punta de mi espada
¡Hi!, ¡hi!, ¡hi!, que te la peguí.
Al final en las hogueras quemaban los gorros y las saltaban. Así, al día siguiente presumían de qué barrio había hecho la hoguera de mayor tamaño.
Canción El gallo corricón interpretada por Feliciana Calvo y Carmen Manzanares.