José Mª Soriano, es un mallorquín
volcado en la divulgación de los problemas medioambientales que se producen por
el desconocimiento en el cuidado de algunas especies de reptiles.
Nos hizo plantearnos qué hacíamos
con nuestras tortugas caseras y con muchos otros “regalos” que habían caído en
nuestras casas. Cómo esa costumbre de querer tener unos curiosos animalitos de
mascotas en casa acaba con su vida o con la de otros que viven en el lugar en
el que nos deshacemos de ellos cuando tristemente nos cansamos de la novedad,
aunque a eso le llamemos “ponerlos en libertad”. Incluso reflexionamos en cuánto
nos informamos sobre la compra de un simple móvil y lo poco que nos cuesta
llevarnos a casa a cualquier bichejo que nos parezca curioso, ya sea porque se
cruza en un paseo campestre, en una tienda de animales o en una búsqueda de
internet.
Aprendimos algunas de las
características de estos animales, vertebrados, por cierto, aunque le hiciera
un nudo a la serpiente coral ratonera. Su variada alimentación: el lagarto
dragón barbudo comiendo cucarachas o los pequeños camaleones que sacaban su
pegajosa lengua de unos 20 centímetros y cazaban moscas. Las peculiaridades de
la forma de captura de peces de la tortuga marina, que parecía que la encendía
y apagaba un mecanismo secreto de apertura y cierre del pico con el que
atravesó un pequeño taco de papeles.
Pudimos pasar la mano por encima
del caparazón de la tortuga, las escamas del lagarto o la frialdad de la piel
de la serpiente pitón albina. Incluso algunos privilegiados nos hicimos una
foto con ella alrededor de nuestro frágil cuello.
Vimos una supuesta serpiente que
resultó ser un lagarto sin patas como ejemplo de un tipo de evolución.
Y lo más asombroso, que deja
constancia de lo que José Mª consiguió hacer con nosotros: aunque tocó el
timbre, ni más ni menos, que el del RECREO, no hizo que nadie pensase en salir
del gimnasio en donde estábamos disfrutando de la cercanía de estos reptiles.
Es más, para ayudarle a echarnos del gimnasio recurrió como estrella final a
una tarántula de lo más peluda.
Si os apetece, aquí
tenéis más información sobre los reptiles y la araña que vimos:
Macroclemys. Tortuga de agua.
Considerada la tortuga de agua dulce probablemente más grande del mundo. En
estado adulto alcanza unos 80 kilos de peso.
Es el único animal que pasó a los
alumnos. De largo, el más peligroso. No pasará nada, salvo que le ponga el dedo
en la boca y toque su lengua. Se considera que este animal en estado adulto (el
que trajo era un pequeñín de 20 kilos.) tiene una de las 10 mordidas más
potentes del mundo animal.
Sulcata. Tortuga de tierra
africana, la cuarta más grande del mundo, alcanzando de adulta los 80 kilos de
peso. Diferenciamos si era macho o hembra por la curvatura del caparazón
inferior.
Ophisaurus. Curioso LAGARTO,
con apariencia de serpiente. Una involución de los lagartos cuya consecuencia
es esta especie sin patas. En según qué niveles, hablamos un poquito de la
evolución de las especies.
Pyxicephalus. Rana toro africana, la más grande del mundo. No come insectos, come
ratones o su equivalente que le entre por la boca. En estado adulto, unos 2
kilos de peso.
Pogona. Lagarto de apariencia agresiva, pero en realidad de los más dóciles
que existen. Curioso su cuerpo áspero.
Lampropeltis. Típica serpiente
inofensiva, muy conocida como falsa coral, por su semejanza en los colores a la
terrible Coral.
Araña. Espectacular,
pero inofensiva. Una foto con ella garantiza éxito total en sus redes sociales.
Camaleón. No hace falta
decir nada, sólo con ver sus ojos que giran en cualquier dirección y si hay
suerte (esto no depende de nosotros) ver cómo come lanzando su lengua que es
tan larga como su cuerpo, se garantiza asombro total de todos.
Pitón. La estrella; sin ser
grande, pesa unos 20 kilos.
Agalygnis. Probablemente el
animal más fotografiado del mundo. En su cuerpo se combinan 7 colores. No es
venenosa, no confundir con las Dendrobates o ranas punta flecha.
Bombina. Muy curiosa entre
los alumnos por el color de su barriga. Esta rana cuando se ve amenazada, se da
la vuelta mostrando su barriga, para que el depredador se piense que es una
rana venenosa, cuando en realidad es al igual que la anterior, totalmente
inofensiva.
Dpto. de Biología y
Geología