JESÚS BAEZA (1º BACHILLERATO)
EXPEDICIÓN MARILOLI
Cuando llegamos a primero,
tuvimos una misión,
organizar un viaje,
que molara mogollón.
Como el presupuesto era bajo,
para ganarnos un dinero,
lotería bombones y flores,
vendimos al pueblo entero.
La señora de los bombones,
nos quiso timar,
pues los “nupis” y “pequibones”,
no valían ese pastizal.
Para guardar el dinero,
la caja de Alicia usamos,
era de la Barbie,
y lo mantuvo sano y salvo.
Con los preparativos hechos,
y el dinero pagado,
partimos hacia Barajas,
a montar al pájaro metálico.
Durante el vuelo,
Iris se mareó,
pues hubo turbulencias,
que el piloto no evitó.
Ya en Roma,
pudimos contemplar,
el alocado tráfico,
que había en la ciudad.
Tras instalarnos en el hotel,
que estaba muy anticuado,
salimos a pasear,
por las calles, plazas y
barrios.
Al día siguiente,
tras dormir la mona,
fuimos a visitar,
la ciudad de Roma.
En la Fontana di Trevi,
Silvia tiró una moneda,
entre un grupo de chinos,
que vestían de seda.
En la Piazza Navona,
Carlos compró pizza,
y cuando parpadeamos,
¡ya no existía!
Después de comer,
entre cagadas de pájaros,
fuimos a una plaza,
donde se ofrecían abrazos.
Tras muchas fotos
y compras de zapatos,
nos dirigimos juntos,
a comprar un helado.
Después de refrescarnos,
con tal manjar,
continuamos la marcha,
por la gran capital.
Tras ver el Coliseo,
donde Jesús se hizo fotos,
regresamos al hotel,
para descansar un poco.
En el último día,
en la ciudad eterna,
fuimos al Vaticano,
sin perder a las gemelas.
Los museos Vaticanos,
llenos de esculturas,
gustaron a Rafa,
con su escasa altura.
La Capilla Sixtina,
y la gran basílica,
dejaron a Tarti,
sin energía.
Como el Papa ese día,
no asomaba al balcón,
nos quedamos sin verlo,
¡vaya decepción!
Después de yantar,
y hacer la digestión,
nos dirigimos juntos,
a ver el panteón.
El Circo Máximo,
a Sara le gustó,
pero no pudimos verlo,
pues había una maratón.
Tras ver las maravillas,
que hicieron los romanos,
nos fuimos a Florencia,
con Marcos y sus granos.
La gran catedral,
nos quedó asombrados,
vaya portento,
que hicieron con mármol.
Al día siguiente,
visitamos la ciudad,
pero el David de Miguel Ángel,
no pudimos contemplar.
Después de comer,
cruzamos el río,
y subimos a una montaña,
a contemplar el gentío.
Vanessa compró un imán,
y Carla un llavero,
como no regatearon,
casi se quedan sin dinero.
Regresamos al hotel,
hicimos la maleta,
y al día siguiente,
nos pusimos en carretera.
Llegamos a Pisa,
donde Sandra se fotografió,
con la inclinada torre,
que alguien mal diseñó.
Continuamos la marcha,
para llegar a Venecia,
que Diego pensaba,
que estaba en Grecia.
Dejamos las maletas,
y fuimos a cenar,
por las estrechas calles,
de aquella ciudad.
Al día siguiente,
nos levantamos pronto,
para disfrutar del día,
que no estaba lluvioso.
Entre canal y canal,
Zoe compró máscaras,
para regalar a su prima,
que las coleccionaba.
Cuando llegamos a la plaza,
donde estaba la catedral,
quedamos sorprendidos,
¡era brutal!
Subimos al Campanile,
y fotos para Instagram,
bajamos a la plaza,
¡e hicimos muchas más!
A Laura, las palomas,
le quisieron quitar la comida,
pero una patada al aire,
y por allí ya no volvían.
Los Davides quisieron,
montarse en góndola,
pero por el dinero que costaba,
hacías una boda.
Pasada la tarde,
regresamos al hotel,
y nos preparamos,
para a España volver.
Antes de dejar,
el país de Italia,
fuimos a Verona,
ciudad de “Romero y Juliana”.
El gran anfiteatro,
a José Manuel gustó,
pues era más grande,
de lo que nadie imaginó.
Y hasta aquí el viaje,
que tanto deseamos,
llegamos a casa,
sanos y salvos.
Y ya me despido,
no sin antes agradecer,
a padres y profesores,
por permitírnoslo hacer.