domingo, 6 de marzo de 2022

El túnel, de Ernesto Sabato (Café Literario de marzo)

Texto: Pablo Andrés Fernández (Dpto. de Lengua Castellana y Literatura)

Ernesto Sabato es un escritor argentino de imagen icónica, con su sempiterno bigote, sus gafas de pasta negra cuyos cristales iban oscureciéndose con los años a medida que avanzaban sus problemas de visión hasta volverse completamente opacos en sus últimos años. Se hace difícil intuir en esa figura frágil y endeble, de hablar pausado y reflexivo, a una de las voces más profundas y de mayor fuerza espiritual, a la encarnación de la conciencia moral de la Argentina del siglo XX. Se enfrentó a personajes extremadamente poderosos (a Borges en lo literario, a Perón en lo político) sin medir ni importarle las consecuencias, con una fortaleza impropia de su físico. 

Había nacido en Rojas, un pueblo de la provincia de Buenos Aires,  en 1911, en unos años en los que nacieron los primeros escritores hispanoamericanos que alcanzaron fama mundial: los creadores de la Nueva Novela Hispanoamericana, como Alejo Carpentier, Julio Cortázar o Adolfo Bioy Casares, y autores de la novela indigenista, como Jorge Icaza o Ciro Alegría. Tras la publicación de Sobre héroes y tumbas (1961), su segunda novela, fue incluido en la nómina de autores del Boom de la literatura hispanoamericana junto a escritores de generaciones posteriores, como García Márquez o Vargas Llosa. Por cierto, que Sabato siempre renegó de esa denominación, exclusivamente publicitaria a su parecer (y al de otros, como Borges).

   Sabato fue el penúltimo de once hermanos y se debatió entre la terrible severidad de su padre y el extremo proteccionismo que la madre les prodigaba tanto a él como a su hermano pequeño.

    Desde muy pronto, su compromiso social y político le llevó a militar en el Partido Comunista, de cuyas juventudes fue secretario. Como tal, viajó a Bruselas  para participar en el Congreso contra el Fascismo y la Guerra (1934) precisamente cuando sus convicciones marxistas se estaban debilitando a causa de la dictadura de Stalin. Para no asistir a las Escuelas Leninistas de Moscú, huyó a París, donde pasó los peores meses de su vida sin dinero ni documentación.

  Posteriormente, de nuevo en Argentina, se doctoró en Física, de la que era un alumno aventajado, y consiguió una beca del Laboratorio Marie Curie de París para estudiar las radiaciones atómicas en plena expansión de la energía nuclear, pocos años antes de la creación de la bomba atómica.

  

 Su estancia en París fue determinante para su vocación literaria, de la que estaba aparentemente tan alejado. Entró en contacto con los círculos surrealistas, cuyos miembros cambiaron radicalmente su concepción del ser humano. Desde ese momento, Sabato comprendió que, al menos desde Descartes, la civilización occidental había encumbrado el pensamiento puro, abstracto, matemático, por decirlo así, en detrimento del pensamiento mágico, irracional, que es consustancial al ser humano y que se aloja en el inconsciente, como enseñaba el psicoanálisis de Freud, del que los surrealistas eran deudores. 

    El pensamiento puro evoluciona, progresa, pero el pensamiento mágico, nocturno, el que nos asalta y desvela durante los sueños, ha permanecido y permanece inalterado a lo largo de los siglos. Por eso nos emocionan Homero o Sófocles a pesar de la eternidad que nos separa y por eso el arte no progresa: simplemente cambia. De este pensamiento mágico y profundo extrae Sabato gran parte de los temas de sus obras: la locura, el incesto...

   El autor argentino censura ese vivir de espaldas a la parte más profunda del ser humano, lo que provoca la deshumanización y la cosificación de la persona, que queda reducida a un número. Preconiza la vida en comunidades que estén a una escala humana, en la que cada ser humano sea conocido con sus nombres y apellidos, dentro de sus inclinaciones anarquistas de raíz puramente pacífica.

   En los años 40 abandonó su plaza de profesor de universidad por su oposición a la dictadura de Perón, al que siempre consideró un mal hombre. Empezó entonces a sufrir penalidades económicas, pero nunca se dejó seducir por propuestas con las que no comulgara, aunque supusieran resolver sus dificultades financieras.

   Sabato es un escritor de una gran obra ensayística, pero con una escasa obra literaria: solo escribió tres novelas, aunque sería más correcto decir que solo tres novelas escaparon del fuego al que las condenaba su autor, al igual que habían pretendido hacer Virgilio o Kafka en una actitud terriblemente autocrítica. Muchas de sus obras perecieron en el fuego y las que hoy podemos leer se salvaron de la quema (nunca mejor dicho) gracias a las súplicas de su mujer y de algunos amigos.

   Su primera novela es El túnel (1948), una historia psicológica de un asesino psicópata cuya locura es el resorte que mueve la acción. El título ilustra a la perfección el pesimismo vital que impregna toda la obra de Sabato. No añado nada más porque la idea aparece explicada en la novela.

   Posteriormente publicó otras dos novelas de mucha mayor extensión: Sobre héroes y tumbas (1961), cuyo "Informe sobre ciegos" ha sido publicado como obra independiente en algunas ediciones, y, en 1974, Abbadón, el exterminador. Ambas otorgaron al autor un enorme prestigio internacional.

   Como voz de la conciencia moral de Argentina, el presidente Raúl Alfonsín le encargó el conocido como Informe Sabato, resultado de una investigación exhaustiva que llevó a cabo como presidente de la Comisión Nacional de la Desaparición de Personas, sobre la desaparición y muerte de unas nueve mil personas durante la dictadura militar dirigida, entre otros, por el general Videla.

    En 1984 recibió el Premio Cervantes.

    Sus problemas de visión le alejaron en esa época de la literatura y le animaron a iniciarse en su otra gran pasión: la pintura (lo que Sabato consideraba un chiste de humor negro). En 1998 publicó, sin embargo, un libro de memorias que, con su pesimismo patológico, tituló Antes del fin. Le quedaban todavía trece años de vida. Murió pocos meses antes de cumplir cien años en Santos Lugares (Argentina), un lugar perfecto para decir adiós.

Para saber más:

La entrevista más interesante de Ernesto Sabato con el sello de los programas de A fondo, de Joaquín Soler Serrano. Programa grabado en 1977.

Entrevista a Ernesto Sabato - Programa "A Fondo" (TVE, 1977) - YouTube

La concepción del arte de Ernesto Sabato en 1990, en conversación con Eduardo Sotillo, Blanca Berasategui y Vicente Verdú. 

 Ernesto Sábato: su concepción del arte (1990) - YouTube

Artículo de 2019 de El País sobre Ernesto Sabato

Ernesto Sabato, la voz de la conciencia de Argentina | Cultura | EL PAÍS (elpais.com)

Artículo de La Nación sobre la actualidad de la obra de Sabato.

Sabato. Un “indignado” que profetizó la alienación de la técnica y legó una obra viva - LA NACION

   

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